Josep Aiguabella

Josep Aiguabella, presidente del COF Lleida

"La Administración debe entender que cuando sus pacientes, que son los nuestros, necesiten algo, el punto de salud más cercano a ellos va a ser la Oficina de Farmacia"

La Cartera de Servicios no deja de ser un nombre nuevo para algo que ya existe desde hace mucho tiempo, algo que la Farmacia ha hecho siempre: cuidar a nuestros pacientes.

Seguramente, ahora toca darle un proceso estandarizado, protocolizado y, sobre todo, cobrarlo. Se pagaba con el margen de los medicamentos y ahora, sin embargo, el precio del medicamento está cayendo. A fin de cuentas, no hay que inventar nada nuevo, siempre hemos estado al lado del paciente, pero hay que aprovechar ahora que las Administraciones públicas están retirando sus activos y concentrando servicios para que la Farmacia siga estando ahí y convertirla en una parte más del servicio público.

La Administración debe entender que cuando sus pacientes, que son los nuestros, necesiten algo, el punto de salud más cercano a ellos va a ser la Oficina de Farmacia. Debemos aprovechar la situación e intentar salir adelante. Supongo que si todavía hubiese margen económico, no haría falta hablar de esto y seguiríamos ofreciendo nuestros servicios por vocación, pero llega un momento en que hay que plantearse alternativas para subsistir. 



Para desarrollar la Cartera de Servicios, nos debemos centrar en dos o tres servicios y no en cincuenta.

Concentrémonos en identificar qué servicios son los más extendidos en el territorio ya. En Cataluña, por ejemplo, son el programa de detección del cáncer de colon y el test rápido de detección de VIH, que ya están muy avanzados.

Hay que encontrar servicios exportables a todas las Oficinas de Farmacia, aunque evidentemente no todas van a querer ofrecer los mismos servicios. Un servicio que veo interesante es el cuidado de pacientes crónicos que no tengan a nadie al lado que les controle la medicación. El farmacéutico se encargaría de conciliar el tratamiento con el médico de cabecera y el especialista, además de ofrecerles un seguimiento personalizado de dosificación. Esto se podría extender a todo el territorio, incluso a farmacias pequeñas, e incluir una ayuda económica a la farmacia que ofrezca el servicio. 

 

 

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