Un reto. Un descubrimiento.

Sabemos que el tabaquismo es la primera causa de muerte evitable en el mundo y que, pese a las medidas adoptadas hasta ahora, aún uno de cada cuatro españoles continua fumando. Desde enero, parte de los fármacos del tratamiento farmacológico ha pasado a ser financiado por el Sistema Nacional de Salud, pero el tratamiento del tabaquismo no es sólo la financiación o la prescripción de dos fármacos. Implica, además, terapia cognitivo-conductual, motivación, tiempo… Y, para todo ello, es necesaria la formación e implicación de todos los profesionales de la salud de manera coordinada y con el claro objetivo de mejorar la salud del paciente mediante su cese tabáquico. Cabe destacar el papel del farmacéutico comunitario como especialista en el medicamento, su cada vez mayor formación en tabaquismo y la situación privilegiada de la farmacia comunitaria en contacto continúo con fumadores con patología y aquellos sin patología que no visitan ningún otro profesional sanitario y debe ser aprovechada. Por ello, a través de mi experiencia me gustaría animar a dar un paso al frente en ésta lucha, a compañeros que están indecisos a salir de la zona de confort, a formarse y a empezar a actuar. Estoy segura que merecerá la pena.

Allá por el 2013, como cada dos años, SEFAC celebraba sus jornadas en las diferentes comunidades autónomas y, para la de Euskadi, se necesitaba un farmacéutico comunitario que hablara de tabaquismo. Nosotras, en la farmacia, nos estábamos planteando empezar a formarnos para implantar el Servicio Profesional Farmacéutico de Cesación Tabáquica, pero aún era solo un proyecto. Así que, cuando me propusieron hacer la ponencia en la jornada, no pensé y acepté. He de decir que ese SÍ fue el mayor reto de mi vida. Según preparaba el tema me daba cuenta de la envergadura y la repercusión que tiene el tabaquismo y en el “marrón” en el que me había metido. Tenía que suplir mi falta de experiencia con infinito conocimiento. Tuve que buscar, documentarme y estudiar para preparar un tema tan amplio a nivel experto. Y debía hacerlo para exponerlo junto con un médico especialista en el tema, delante de compañeros que, probablemente, algunos también serían expertos, y poder estar a la altura que SEFAC merece. Así que estudié más que nunca.

Llegó la fecha de la jornada y el día en que mi reto se convirtió en mi gran descubrimiento. Disfruté de la ponencia y tuve la suerte de hacerla junto con una doctora con amplia experiencia y que, posteriormente, me dio la oportunidad de ir a su consulta y ver cómo trabajaba. Descubrí que me apasionaba el tema y, poco a poco, empezamos a implantar el servicio en nuestra farmacia. Cada paciente y cada gota de experiencia que absorbía me llenaban más y aumentaban mis ganas de querer saber y seguir profundizando. Sentir el agradecimiento de los pacientes que conseguían dejarlo, de aquellos a los que escuchaba, de los que se sentían entendidos, de los que creyeron que podían intentarlo por primera vez o los que volvieron a intentarlo… Todo esto me hizo ver la profesión del farmacéutico comunitario desde otra perspectiva. Veía lo imprescindibles que éramos y el campo que teníamos delante por explorar. Me dieron la oportunidad de empezar a formar a compañeros, de aprender yo de sus experiencias y de intentar trasmitirles la necesidad de implicarse en tabaquismo, la transversalidad del problema y que prácticamente cualquier patología que pensáramos podía mejorar con el abandono del tabaco, así como mis ganas y energía. Juntos fuimos creando un gran equipo en la lucha contra el tabaquismo. Un equipo de diferentes profesionales implicados, aportando diferentes perspectivas, iniciando nuevos proyectos, protocolos, campañas…. y de los que muchos se han convertido en grandes amigos.

¿Te unes?