La alimentación desde la farmacia

La farmacéutica Rebeca Cuenca es farmacéutica comunitaria y Vocal de Alimentación del COF Zamora. En su artículo, nos muestra la importancia de mantener una buena alimentación para prevenir enfermedades.

Rebeca Cuenca

Rebeca Cuenca es farmacéutica adjunta en Zamora y Vocal de Alimentación del COF Zamora. Es dietista y nutricionista, además de ser la autora de El Blog de Farmabeka.

La alimentación, un pilar básico en nuestra vida. Influida desde el nacimiento por nuestras costumbres y cultura, así como por factores externos y nuestra propia fisiología, se va modificando y evolucionando a través de los años.

Elegir bien y alimentarnos adecuadamente puede ayudarnos a mantener un estado de salud óptimo, evitando su deterioro e incluso corrigiendo algunos males. Sin embargo, si adoptamos hábitos poco saludables, donde los alimentos se convierten en pequeños “venenos” y nuestras pautas son incorrectas, llamaremos a la puerta de la enfermedad y del malestar.

Hasta aquí todos lo sabemos y, dentro de nuestro conocimiento, discernimos lo que nos conviene de lo que no, a pesar de la elección final. Sin embargo, no estamos solos y la sociedad tiene un importante peso en estas decisiones: la familia, los compañeros, las redes sociales, la televisión, radio y prensa… Todos ellos son factores que nos afectan, casi siempre, de forma inconsciente.

Por este motivo, desde la farmacia queremos ser un referente más hablando de alimentación y salud. Tanto de forma presencial como a través de redes sociales, queremos trasladar a toda la población la importancia que tiene una alimentación adecuada y unos hábitos de vida saludables en la prevención de enfermedades e, incluso, en la mejora de aquellas que ya existan.

Con este fin, las Vocalías de Alimentación de cada Colegio Oficial de Farmacéuticos y del Consejo General de COF elaboran y distribuyen periódicamente campañas de información sobre alimentación dirigidas a la población. En cada una, se tratan diferentes temas encuadrados en momentos claves y de necesidad, como son la hidratación, alimentación del lactante, celiaquía, seguridad alimentaria… También, en colaboración con otras Vocalías como Dermofarmacia y Óptica, se realizan otras publicaciones en las que la alimentación tiene un papel importante, como es el caso de la campaña actual sobre fotoprotección.

En la farmacia, tenemos un espacio dedicado a la atención farmacéutica y, dentro de ella, podemos distinguir la atención nutricional. El conocimiento del medicamento y de su interacción con los alimentos y viceversa hacen imprescindible prestar atención sobre la alimentación del paciente. También, como farmacéuticos, nos es imprescindible conocer y reiterar las pautas recomendadas por otros sanitarios (médicos, endocrinos, nutricionistas…) sobre la importancia que tienen tanto la elección de alimentos como su patrón de consumo sobre la salud. Insistir en ellas cuando hay patologías crónicas, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad, etc. que están tan íntimamente relacionadas con la alimentación. Así como en la aparición de patologías agudas (gastroenteritis, estreñimiento, pancreatitis, litiasis…), en las que hay elegir muy bien los alimentos que pueden ingerirse durante las mismas. E, incluso, en la preparación para pruebas diagnósticas, como gastroscopias y colonoscopias.

Para terminar, os daré mi opinión sobre la relevancia del farmacéutico en temas de alimentación. Para mí, la farmacia es un boticonfesionario: los pacientes o usuarios no solo vienen a por un medicamento o a por un producto farmacéutico, si no que vienen a que le aclares lo que le ha dicho un médico, o a que le expliques cómo debe tomar un fármaco, o simplemente, a que le escuches. Y de esa escucha, de ese diálogo, muchas veces surge el consejo, la atención farmacéutica que solo pretende mejorar el estado de salud de aquellos que acuden a nosotros con toda confianza. Por eso, nuestra labor como farmacéuticos promotores de la salud debe ser realizada de forma activa: escuchando, aconsejando y, por supuesto, actualizando los conocimientos no solo del medicamento, sino de todo lo que se relacione con este y el estado de salud, incluida la nutrición; porque como dijo Hipócrates “Que tu alimento sea tu medicina, y que tu medicina sea tu alimento”. En este sentido, el papel del farmacéutico no es sustituir ni competir, sino colaborar con el resto de sanitarios para que sea el paciente el que más beneficiado salga.

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