Lean Healthcare. Aproximación a los 5 principios Lean
La clave para ser Lean es focalizarse en eliminar todas aquellas tareas que ejecutamos en el día a día de nuestros procesos y que no aportan valor añadido (defectos, errores, repeticiones, esperas, movimientos…) para dedicar esos recursos a otras actividades que si contribuyen de forma activa a proporcionar unos mejores cuidados y atención sanitaria a nuestros pacientes.
El término “Lean” fue usado por primera vez por Womack, Jones y Ross en su libro “La máquina que cambió el mundo” publicado en 1990. No obstante sus principios fueron desarrollados por Taiichi Ohno en Toyota Motor Company en los años cincuenta a través de dos principios clave: Mejora continua e Implicación de los trabajadores.
Estos dos principios clave se desarrollan a través de los 5 principios Lean que pueden aplicarse perfectamente a todo tipo de procesos, y cuya aplicación en el sector sanitario ha venido en denominarse Lean Healthcare:
Principio 1: Valor.
El punto básico para el pensamiento Lean es el valor. El valor sólo puede definirlo el consumidor final, por lo que la voz del usuario o cliente final es el punto de partida para conocer qué aspectos del servicio o producto que se le suministra son importantes o críticos. A partir de ahí pueden establecerse los objetivos a alcanzar en el proceso de mejora. ¿Tiene sentido hacer excepcionalmente bien algo que al usuario no le importa o por lo que no está dispuesto a pagar?
Principio 2: Flujo de valor.
Es el conjunto de todas las acciones o tareas requeridas para generar un producto o servicio para el consumidor final. Si se analizan en detalles todas estas acciones que debemos realizar encontraremos que podemos encuadrarlas básicamente en dos tipos:
a) Acciones cuya creación de valor para el usuario final es inequívoca.
b) Acciones que no crean valor alguno, también conocidas como muda, despilfarro o desperdicio, pero que ocasionan un exceso de tiempo, recursos o dinero innecesarios.
Principio 3: Flujo.
Una vez especificado de forma precisa el concepto de valor y eliminadas las tareas o etapas del proceso que no aportan valor añadido, el siguiente paso es hacer que “fluyan” las etapas creadoras de valor que quedan, de tal forma que no se ocasionen cuellos de botella en los procesos, paradas innecesarias, desequilibrios en las cargas de trabajo…
Principio 4: Pull.
Desde una perspectiva Lean nadie debería producir un producto o servicio hasta que el usuario (o el siguiente cliente interno en el proceso) lo solicite.
Esto implica no anticipar peticiones por “si acaso”, preparar determinadas medicaciones sin tener constancia de que se van a necesitar, redactar informes no solicitados... La puesta en marcha del proceso se genera en el momento que se solicita: redacto el informe porque me lo han pedido, preparo medicaciones cuando las solicitan y curso la petición de material cuando ha llegado al stock pactado de reaprovisionamiento.
Principio 5: Perfección o mejora continua.
Conforme se vayan aplicando los principios anteriores se producirán mejoras en el proceso vinculadas a la reducción de esfuerzo, tiempo, espacio, coste y fallos, mientras se ofrece un producto o servicio que cada vez está más cerca de lo que el usuario realmente desea.
Este quinto principio apela a la mejora continua, siempre se puede ir un paso más allá para prestar, en nuestro caso, mejores cuidados a nuestros pacientes y acompañantes.
Parece complicado pero aplicar Lean Healthcare a nuestras farmacias significa básicamente aplicar sentido común en todas y cada una de las cosas que hacemos, ¿te atreves a empezar desde hoy mismo?
Por cierto, las V Jornadas Lean Healthcare se desarrollaron en Barcelona en junio de este año de la mano del Instituto Lean. Puedes descargarte pinchando aquí casos reales, algunos de ellos aplicados al ámbito farmacéutico.