servicio profesional farmaceutico

Planificación estratégica de un nuevo servicio farmacéutico

La planificación de un nuevo servicio comunitario requiere de una investigación previa a la planificación y de un análisis de los resultados.

La puesta en marcha de un servicio profesional farmacéutico para satisfacer las necesidades de la población requiere de varios aspectos: una investigación previa y exhaustiva del servicio y sus oportunidades, una propuesta de planificación y organización basada en objetivos que asegure la calidad de la asistencia, la sostenibilidad financiera y la perdurabilidad del servicio, y un análisis posterior de los resultados y la implementación de mejoras.

 

El análisis del entorno de la farmacia, junto con la definición de objetivos y la organización de la actividad permitirá implementar una estrategia efectiva y serán las bases del plan estratégico. Dicho plan es imprescindible para garantizar que la actividad se desarrolle en coordinación con los diferentes agentes sanitarios, de forma protocolizada y eficiente. A la hora de desarrollar el plan estratégico de un nuevo servicio de farmacia comunitaria se deben seguir una serie de pasos:

 



Investigar los detalles del servicio

 

El primer paso debe ser siempre constatar la correcta definición del servicio y si está amparado legalmente en base a competencias profesionales. Además, se debe determinar si se adapta al marco competencial de atribuciones del farmacéutico, si se necesita una acreditación específica para su provisión y si se conocen los procedimientos para llevarlo a cabo, así como los antecedentes que puedan existir en otras farmacias. El Colegio Oficial de Farmacéuticos más cercano es la fuente de información idónea para consultar la viabilidad de un servicio determinado.

 



Definir las necesidades para su provisión

 

Es importante tener en cuenta los requisitos estructurales que demandará la puesta en marcha del nuevo servicio: la superficie de la farmacia, la existencia de zonas que garanticen la privacidad, si requerirá de un sistema de registro integrado en el programa de gestión o si los horarios de atención farmacéutica permitirán asegurar la continuidad de la asistencia. También hay que determinar el personal de farmacia indispensable para su provisión sin que afecte a la dinámica cotidiana de la farmacia y si el servicio en cuestión requiere de formación adicional para ofrecerlo.

 



Conocer el entorno de la farmacia y analizar las oportunidades del servicio

 

Tan importante como definir el público del servicio es conocer qué necesidades sanitarias tiene este público, así como hacer una previsión de la demanda potencial y analizar las oportunidades empresariales que implicaría su puesta en marcha. Es evidente que antes de ponerlo en marcha hay que estudiar si otras farmacias cercanas también lo prestan para ofrecer un valor añadido que estas no proporcionan. Para analizar el entorno en profundidad lo más recomendable es hacer un estudio de mercado, aunque si no disponemos de muchos recursos, se puede empezar por realizar encuestas a los clientes de la farmacia sobre el servicio que se quiere poner en marcha.

 



Elaborar un plan de negocio

 

A la hora de elaborar un plan de negocio que determine el coste-beneficio del servicio es necesario definir tres aspectos básicos:

 

  • Objetivos a corto y largo plazo

 

En función de las posibilidades y necesidades de la farmacia, hay que definir los objetivos que queremos alcanzar con el servicio. Éstos deben ser específicos, cuantificables, realistas y acotados en el tiempo.

 

  • Estrategia y plan de acción

 

Definir qué estrategia va a permitir cumplir los objetivos marcados y enmarcarla en un plan de acción específico que defina las acciones a realizar, los tiempos de ejecución, las necesidades concretas -actuales y futuras- para cada una y organizarlas de acuerdo con su área y objetivo.

 

  • Evaluar los costes

 

Hacer balance de los costes económicos del plan de acción y elaborar un presupuesto realista que tenga en cuenta el retorno del servicio y garantice su continuidad.

 



Definir los procedimientos de trabajo y adquirir las competencias necesarias

 

Este paso supone dejar claro cómo se va a ofrecer el servicio. Los procedimientos de trabajo se pueden concretar en base a guías de práctica farmacéutica que garanticen su validez. Estas también pueden contribuir a homogeneizar las actuaciones, así como adquirir los conocimientos o competencias específicos para la realización del servicio.

 

 

Establecer mecanismos de evaluación y control

 

Determinar los indicadores que usaremos para medir y controlar los resultados del servicio y poder cuantificarlo y mejorarlo, como por ejemplo el aumento en el número de clientes, la valoración del servicio, los beneficios comerciales… y realizar las mejoras en base a la consecución de los objetivos marcados

 



Elaborar un plan de comunicación e incorporar las TIC

 

Finalmente, es importante comunicar adecuadamente la existencia del servicio, sus objetivos y beneficios y aquellos aspectos inherentes a su uso. Para ello, es clave disponer de un buen plan de comunicación con el que se defina de manera clara el público objetivo. Por otro lado, registrar la actividad del servicio, establecer comunicación con otros agentes sanitarios e incorporar las nuevas tecnologías facilitará el seguimiento personalizado del paciente y la efectividad del servicio.

Comparte

Contenido relacionado