Papel asistencial del farmacéutico comunitario en el paciente diabético del siglo XXI
El farmacéutico comunitario Jaime Román es presidente de la asociación profesional Farmacéuticos Con Iniciativa. En su artículo, explica la importancia que podría tener el papel asistencial de la farmacia en el paciente diabético.
Jaime Román
Jaime Román es farmacéutico comunitario en Sevilla y presidente de la asociación profesional “Farmacéuticos Con Iniciativa”.
En este artículo de opinión, pretendo recoger de manera resumida por qué el farmacéutico comunitario (FC) de oficina de farmacia tiene que implicarse más en la consecución de la mejora de los resultados de salud de los pacientes diabéticos, fundamentalmente los del tipo 2. Cómo puede hacerlo en su dinámica de trabajo incorporando roles asistenciales nuevos y qué consecuencias tendría para la farmacia española unas funciones profesionales nuevas, generalizadas y coordinadas con Atención Primaria.
Estamos hablando de la Diabetes Mellitus (DM) como un problema de salud en mayúsculas. Una prevalencia del 12% en España que llega al 20% en los mayores de 75 años. La mayoría de pacientes con DM tiene enfermedades crónicas asociadas y una morbimortalidad altísima. Dos tercios de las muertes en pacientes diabéticos son atribuidas a una enfermedad cardiovascular.
El abordaje de la DM en Atención Especializada y Atención Primaria ha mejorado mucho en los últimos años a través de procesos asistenciales con gestión compartida entre endocrinos, médicos de familia y enfermeros, y en los cuales NO estamos los farmacéuticos. Pero los resultados en salud, que rondan el 50-60% de buen control, nos pone de manifiesto que son apreciablemente mejorables y que la colaboración coordinada del farmacéutico comunitario puede ser de gran ayuda.
En los últimos 20 años se han realizado, en la farmacia comunitaria, numerosas experiencias profesionales con pacientes diabéticos tipo 2 coordinadas por nuestras sociedades científicas, colegios profesionales y grupos de investigación. Estudios de investigación, tesis doctorales y comunicaciones de congresos han venido a demostrar mejoras de los resultados de salud en DM y los caminos de desarrollo profesional a implementar.
Los farmacéuticos comunitarios (FC) hemos trabajado en prevención, realizando test validados con criterios de derivación al médico de familia marcando las sospechas de padecer DM. Hemos realizado numerosos programas de educación diabetológica sobre hábitos de vida y sobre el manejo de dispositivos, hemos trabajado en adherencia terapéutica y en la detección de hipoglucemias como complicación aguda más importante.
Si yo tuviera que destacar dos funciones profesionales fundamentales en el papel de los FC en este tipo de pacientes basados en la gran confianza que depositan en nosotros, serían la educación terapéutica y el seguimiento farmacoterapéutico.
- Educación terapéutica es uno de los pilares de la mejora del conocimiento de los pacientes sobre su medicación, con lo que mejoraremos la implicación de las personas en su enfermedad mejorando adherencia y grado de autocontrol por parte del paciente.
- El seguimiento farmacoterapéutico (SFT) es realizar, por parte del farmacéutico, una evaluación continuada en el tiempo de la farmacoterapia para conseguir, mediante la optimización de la farmacoterapia, los mejores indicadores en salud de este tipo de pacientes.
Para este proceso asistencial, necesitamos una comunicación y coordinación continua con Atención Primaria, actualmente inexistente, así como el acceso a la historia clínica.
Este trabajo asistencial colaborativo del FC va a suponer innovación en los procesos de trabajo de la oficina de farmacia, necesitando una formación continuada acreditada obligatoria de los equipos de farmacia. También una adecuación de la estructura física para ganar en intimidad profesional que nos permita realizar una verdadera labor clínica.
Otro aspecto que tendremos que ir pilotando de manera controlada es la remuneración de todo este rol asistencial. En la sociedad del siglo XXI, tenemos que jugar un papel importante como sanitarios y, para ello, debemos definir muy bien nuestro modelo de negocio profesional basado en el binomio medicamento/paciente, hacerlo de manera coordinada con Atención Primaria y cobrar por ello.
Para terminar mi artículo, podemos decir que nuestro pilotaje asistencial ya está hecho. El paso que nos queda es el de incorporarnos a esos procesos asistenciales de manera coordinada, mejorando la comunicación entre farmacéutico comunitario y atención primaria y poniendo en el centro de todo el sistema al paciente, que es el verdadero protagonista del mismo.
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