Manuel Pérez: “Nuestro Colegio se caracteriza por atender cualquier necesidad que pudieran tener nuestros colegiados”
Manuel Pérez
Presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla
En primer lugar, ¿cuándo se fundó el COF Sevilla?
Los antecedentes del actual Colegio de Farmacéuticos se remontan a la Edad Media. En Sevilla, existía la Congregación de Boticarios, reunidos bajo la advocación de San Cosme y San Damián, vinculado inicialmente a la hermandad y hospital de Santa María de los Caballeros y Santiago, ubicada en la antigua calle de Los Boticarios.
No se conoce con exactitud la fecha de creación de la Congregación de Boticarios de San Cosme y San Damián. Probablemente, surgiera en la Baja Edad Media en un intento de defensa de intereses y de mutua ayuda en un contexto religioso. Tradicionalmente, el oficio de boticario y, posteriormente, el de farmacéutico se hallaba bajo un manto de religiosidad y fervor. Ello puede deberse a su principal función: la elaboración y dispensación de medicamentos para la curación de enfermedades.
A finales del siglo XVI, el Cabildo de la ciudad de Sevilla, a tenor de los informes negativos de los visitadores médicos de boticas decide, por vez primera en la ciudad, elaborar unas ordenanzas de boticarios, que fueron aprobadas el 1 de marzo de 1591.
El 12 de abril de 1625, se funda el Colegio de Boticarios de San José, recibiendo este nombre porque los boticarios sevillanos eran hermanos de la Hermandad del Gloriosísimo Patriarca San José.
La admisión de colegiados se realizaba tras dar las limosnas oportunas y previo juramento de defensa del misterio de la Concepción Inmaculada de María. Se pagaban 50 reales de entrada y otros 50 reales de anualidad. Como contrapartida, el Colegio acudía en auxilio del boticario y costeaba su funeral.
El buen quehacer colegial en defensa de la profesión y beneficio sanitario de la población le granjeó diversos privilegios y títulos. Así, en noviembre de 1698 le fue otorgado por S. M. El Rey Carlos II el privilegio de nobleza real debido a la actuación de los boticarios sevillanos durante la epidemia de peste de 1649.
En 1744, fueron promulgadas unas nuevas ordenanzas del Colegio de Boticarios de Sevilla, cuya vigencia alcanzó hasta el siglo XIX.
El perfil profesional mayoritario es el vinculado a la oficina de farmacia
¿Qué vocalías y áreas de conocimiento cubre el colegio?
Nuestro Colegio abarca todas las áreas de conocimiento profesionales y cuenta con las siguientes vocalías: Adjuntos y Estudiantes; Relaciones con Asociaciones de Pacientes; Coordinación de Nuevos Proyectos; Zonas Farmacéuticas; Farmacia Asistencial; Farmacia Rural; Dermofarmacia y Formulación Magistral; Distribución; Docencia e Investigación e Industria; Farmacia Hospitalaria y Análisis Clínicos; Fitoterapia y Homeopatía; Nutrición y Salud Alimentaria; Oficina de Farmacia; Óptica, Acústica y Ortopedia; y Salud Pública y Administración.
¿Cuántos farmacéuticos están colegiados? ¿Cuál es el perfil del profesional colegiado?
El Colegio de Farmacéuticos de Sevilla cuenta, en la actualidad, con 3.500 colegiados aproximadamente. El perfil profesional mayoritario es el vinculado a la oficina de farmacia (titulares, adjuntos y regentes), contando con colegiados con otros perfiles profesionales tales como distribución, docencia, análisis clínicos, hospitales, óptica, ortopedia, salud pública y administración; y nutrición. También contamos con colegiados sin ejercicio y jubilados.
Durante la pandemia, todos los farmacéuticos, sin excepción, se han dejado la piel
¿Qué oportunidades ofrece el COF Sevilla a sus colegiados?
Nuestro Colegio se caracteriza por atender cualquier necesidad que pudieran tener nuestros colegiados, desde el punto de vista formativo (contamos con un amplísimo programa acreditado y subvencionado, así como con nuestra propia plataforma de formación, Hermes Campus Virtual), al laboral (disponemos de bolsa de trabajo, asesoría y consultoría laboral propias, así como de un servicio mancomunado de prevención de riesgos laborales); del jurídico (con gabinete de asesoría propio), al profesional (con CIM, laboratorio de docencia en Formulación Magistral); del tecnológico (con departamento de informática y servicio de tecnología de la información y comunicación), al social (Fundación Farmacéutica Avenzoar y Fundación de Medicamentos Huérfanos y Enfermedades Raras); y un largo etcétera que, como he comentado, es capaz de atender cualquier necesidad o demanda que pudieran tener nuestros colegiados.
La farmacia comunitaria destaca por su labor asistencial. ¿Cómo valora su papel en Sevilla?
Obligatoriamente, y de manera totalmente objetiva, he de calificarlo con una nota muy alta. Obligatoriamente porque así ha quedado patente en la actuación durante la pandemia, en la que todos los farmacéuticos, sin excepción, se han dejado la piel, jugándose la vida, sin la protección debida porque el Estado fue incapaz de proporcionarla en los primeros momentos y, lo que es más grave, porque los responsables sanitarios del Estado ofrecían instrucciones y directrices que no se ajustaban a la realidad (jamás olvidaré aquella simple frase: “Las mascarillas no son necesarias”).
También he de citar, obligatoriamente, la actuación del resto de compañeros farmacéuticos que, independientemente de su campo profesional, ejercieron la FARMACIA con absoluta entrega a los demás.
Por último, decir que todo lo anterior se refiere no sólo a los compañeros de Sevilla, sino a todos los farmacéuticos españoles.
Desde el punto de vista sanitario, tenemos previsto seguir ofreciendo nuestra colaboración a las autoridades en campos como la prevención o la detección precoz de patologías
¿Qué iniciativas tenéis previstas llevar a cabo en un futuro próximo?
Desde el punto de vista formativo, complementar nuestra oferta docente con actividades adaptadas a las necesidades diarias, así como a las curriculares de nuestros colegiados, con un doble objetivo: el puramente didáctico y el de conseguir y facilitar la recertificación profesional de todos ellos.
Desde el punto de vista social, establecer proyectos comunes con las administraciones locales para acercar a la población información correcta y objetiva en temas sanitarios (como el Programa Farmaeduca), afianzar proyectos formativos con centros docentes y asociaciones civiles (incrementando las actividades de Aula de la Salud), aumentar nuestra presencia en redes sociales como fuente de esa información veraz a la que he aludido (potenciando el proyecto BeSocialfarma), consolidar nuestra relación con las asociaciones de pacientes a través de nuestra vocalía específica, desarrollar y ampliar proyectos de colaboración con los centros de donación de sangre y órganos (con nuestra red farmacéutica de donantes), asociaciones de donantes y otras asociaciones como, por ejemplo, las de autismo, VIH, etc.
Desde el punto de vista sanitario, seguir ofreciendo nuestra colaboración a las autoridades en campos como la prevención o la detección precoz de patologías, la práctica de hábitos saludables en la población… En definitiva, colaborar en el futuro del mismo modo que lo hemos hecho durante la pandemia, integrando nuestra actividad profesional con la del resto de profesionales sanitarios. Para ello, es fundamental mejorar la comunicación con Atención Primaria (para lo que hemos desarrollado ApFarm@, con la que podemos informar de cualquier incidencia relacionada con la medicación, lo que incidirá sin duda en la mejora de la calidad de vida de los pacientes) y pactar con la Administración las condiciones de acceso de los farmacéuticos a la historia clínica y farmacoterapéutica del paciente.
Y, por supuesto, seguir siendo referente en el campo de las enfermedades raras a través de actividades propias y de otras compartidas con nuestra Fundación MEHUER, apoyando siempre a la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER).
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