Un tensiómetro de una talla menor
Jaime Espólita, farmacéutico rural y presidente de SEFAR, nos cuenta una anécdota sobre un paciente que acudió a la farmacia a comprar un tensiómetro. Al parecer, la explicación no le quedó muy clara…
Jaime Espolita
Farmacéutico rural y presidente de la Sociedad Española de Farmacia Rural (SEFAR)
Bueno, después de tantos años de profesión, lo cierto es que el número de anécdotas sería incontable. Una de las que más recuerdo sucedió hace años: un paciente que venía del médico y éste le había recomendado comprar un tensiómetro para controlarse la tensión en su casa. Él venía pidiendo un tensiómetro de muñeca porque era, bueno, él pensaba que eran los únicos que existían. Y yo estuve media hora o más convenciéndole para que se llevara un tensiómetro de brazo. Me acuerdo que fue bastante tiempo. Bueno, una vez convencido, y explicándole bien cómo utilizar el aparato, y bueno, otros asuntos sobre su tensión arterial, cuál fue mi sorpresa cuando a los dos o tres días vuelve a la farmacia y me pide a ver si le podría cambiar el tensiómetro por uno de una talla algo menor, ya que, el que se había llevado, el manguito era demasiado grande para su muñeca.
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