Complementos alimenticios y suplementos desde la farmacia
La alimentación juega un papel muy importante en el estado de salud de las personas. Por eso, los profesionales sanitarios recomiendan siempre seguir una dieta equilibrada que aporte al organismo todos los nutrientes que requiere para funcionar correctamente. Sin embargo, existen situaciones de deficiencias determinadas que pueden encontrar su solución en los complementos alimenticios o los suplementos vitamínicos.
El asesoramiento y acompañamiento nutricional es un servicio habitual y con una larga tradición en las oficinas de farmacias. Ya sea a través del consejo farmacéutico o de la dispensación de determinados productos, los profesionales de la farmacia tienen la capacidad de influir en la correcta alimentación de sus pacientes.
Dicho esto, algunos preparados alimenticios de venta habitual son los complementos nutricionales o los suplementos vitamínicos. Ambos productos pueden recordar a los medicamentos por su aspecto o forma de administración, aunque su regulación es muy distinta. Es por eso por lo que la selección por parte del profesional farmacéutico debe ser muy cuidadosa y basada en criterios científicos [1].
Qué son los complementos alimenticios
Los complementos alimenticios son productos que concentran una cantidad importante de nutrientes o de otras sustancias que puedan tener un efecto nutricional sobre las personas. La variedad de elementos que pueden estar presentes en estos preparados es muy amplia e incluye minerales, aminoácidos, fibra, ácidos grasos esenciales o vitaminas, entre otros [2].
Si bien es cierto que, en condiciones normales, una dieta equilibrada debería ser fuente suficiente de todos los nutrientes esenciales, las investigaciones al respecto han probado que esto no se cumple en todas las personas ni con relación a todos los nutrientes. Es en ese momento, en el que entran en juego los complementos que pueden asegurar la correcta alimentación y el aporte energético necesario en cada etapa vital [3].
Además de su variedad de composición, los complementos alimenticios también pueden presentarse de formas diferentes [1]:
- En pastillas o píldoras
- En cápsulas
- En tabletas
- En botellas con cuentagotas
- En polvo, por cantidades unitarias
La diversidad de estos productos responde a las múltiples funciones y objetivos nutricionales que pueden tener.
Funciones y usos de los complementos
Existen distintas situaciones en las que una persona puede requerir un aporte alimenticio complementario, aparte de su dieta. Aunque la regulación de estos productos no sea tan restrictiva como la de los medicamentos, siempre es recomendable consumirlos siguiendo las indicaciones y con el acompañamiento de un profesional sanitario.
En general, los usos más habituales son [1]:
- Productos para complementar dietas de bajo valor energético.
- Preparados con cereales para lactantes y niños de corta edad.
- Complementos para personas con condiciones particulares que impiden su correcta asimilación de todos los nutrientes.
- Suplementos vitamínicos para contrastar deficiencias concretas.
A pesar de que el consumo de los complementos alimenticios no está sujeto a una normativa específica, las autoridades de seguridad alimentaria advierten de los riesgos de un uso excesivo y recomiendan controlar su dosificación. Por todo ello, en el etiquetaje de estos productos debe constar de manera obligatoria la siguiente información [3]:
- La denominación de las categorías de las sustancias presentes en el producto o una indicación relativa a su naturaleza.
- La recomendación de dosis para su consumo diario.
- La advertencia explícita de no superar la cantidad recomendada.
- La afirmación expresa de que dichos productos no se deben consumir como sustituto de una dieta o comida equilibrada.
- La indicación de mantener los complementos alejados del alcance de los niños.
Dentro de este tipo de productos complementarios, los suplementos vitamínicos son los que presentan más variedades y los que se indican para una serie de supuestos más variados.
Qué son los suplementos vitamínicos
Uno de los nutrientes que el organismo requiere para su correcto funcionamiento son las vitaminas. Como con el resto de las sustancias esenciales, es preferible poder obtener sus beneficios a través de los alimentos y siguiendo una dieta equilibrada. Aun así, hay casos en los que una persona puede necesitar suplementos para restaurar su estado nutricional y cubrir una carencia determinada.
Además, los factores ambientales o los procesos de conservación y cocinado pueden conllevar la pérdida de vitaminas de determinados alimentos. En estos casos, también puede ser recomendable hacer uso de estos suplementos adicionales [4].
En general, los suplementos vitamínicos más comunes son preparados de consumo diario que combinan distintos tipos de vitaminas y minerales. Sin embargo, existen otros complementos con contenidos específicos y que se recomiendan para propósitos especiales [5].
Cuándo tomar suplementos
La necesidad de nutrientes cambia a lo largo de las distintas etapas vitales y, además, existen circunstancias concretas que pueden generar una falta de determinadas sustancias esenciales para el organismo [4].
Vitaminas en la infancia
Los primeros años de vida son cruciales para el crecimiento, cuyo avance depende de los factores genéticos, por un lado, y de la alimentación, por el otro. En este contexto, la lactancia e ingesta complementaria acostumbran a ser suficientes para el correcto desarrollo de los bebés y niños. Sin embargo, existen algunas excepciones.
Durante los primeros meses de vida, se puede detectar una carencia de la vitamina D, si las reservas maternas son insuficientes y el infante no recibe la exposición solar necesaria. En esta circunstancia, puede ser recomendable añadir a la dieta un suplemento de esta sustancia por vía oral.
También pueden aparecer déficits específicos en edades más avanzadas, si la dieta no es del todo equilibrada. En estos casos, es posible recurrir a estos aportes vitamínicos, aunque en ambas situaciones la administración debe ser prescrita por un profesional médico y adaptada a la circunstancia específica de cada niño [4].
Vitaminas en la adolescencia
En la etapa de la adolescencia, tanto hombres como mujeres alcanzan la máxima velocidad de crecimiento y esto supone un aumento considerable de las necesidades nutricionales. Además, en estas edades es común un desequilibrio en la dieta que puede desembocar en la carencia de determinadas vitaminas o minerales. De esta forma, puede ser recomendable consumir las sustancias que se detecten insuficientes de forma suplementaria y, de nuevo, con el acompañamiento profesional [4].
Vitaminas durante el embarazo
Durante el proceso de gestación, aumenta la necesidad de ciertos nutrientes y es posible que estos requerimientos no se puedan cubrir únicamente con la alimentación. El caso más habitual es el del ácido fólico, o vitamina B9, y el hierro.
Estos minerales y vitaminas hidrosolubles son esenciales para el correcto funcionamiento del sistema nervioso fetal y para la síntesis del ADN.
Ante estas circunstancias, los suplementos multivitamínicos y minerales pueden ayudar a alcanzar la cantidad de nutrientes que una mujer embarazada necesita.
Además, en algunos casos los profesionales de la salud recomiendan empezar el consumo adicional de 400 microgramos de ácido fólico al día, ante la posibilidad de quedar embarazada y antes de empezar el proceso gestante.
Si se trata de un embarazo planificado, es común pautar el consumo de complementos de vitamina B9 desde 4 semanas antes de la concepción hasta 8 semanas después [4] y [5].
Vitaminas durante la lactancia
La lactancia también es un periodo durante el cual las madres requieren una cantidad de nutrientes mayor a la habitual. En este contexto, se puede recomendar la suplementación en casos determinados [4]:
- Ante episodios de anemia, se recomiendan complementos de vitamina C.
- En mujeres vegetarianas, puede ser necesario suplementar las vitaminas del grupo B.
- Para madres adolescentes, es posible requerir un aporte adicional de vitamina D.
- Ante casos de desnutrición, es habitual necesitar un suplemento de vitamina C.
Vitaminas en la tercera edad
Durante el proceso de envejecimiento, el sistema y aparato digestivo padece una serie de cambios que pueden derivar en una reducción del aprovechamiento de los alimentos.
En este contexto, se han detectado carencias de las vitaminas A, C, D, E, K, B6, B9, y B12. Ante esta situación gana aún más importancia el cumplimiento de una dieta equilibrada y se puede requerir la suplementación de determinadas sustancias. Esta debe ser pautada de acuerdo con la situación particular de cada persona y acompañada de un seguimiento profesional [4].
Referencia: NPS-ES-NP-00410
Descubre más:
Un plus de energía desde la farmacia
[1] Del Arco Ortiz de Zárate, Juan. Curso básico: Dispensación de complementos alimenticios. Farmacia Profesional, 2010, vol.24, nº1, p.53-59. Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-curso-basico-dispensacion-complementos-alimenticios-X0213932410470326 [Acceso: 11/12/24]
[2] Complementos alimenticios. Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. Disponible en: https://www.efsa.europa.eu/es/topics/topic/food-supplements [Acceso: 11/12/24]
[3] Complementos alimenticios. Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. Disponible en: https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/web/para_el_consumidor/ampliacion/complementos_alimenticios.htm [Acceso: 11/12/24]
[4] Gómez Ayala, Adela-Emilia. Suplementos vitamínicos. Farmacia Profesional, 2014, vol.28, nº4, p.26-32. Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-suplementos-vitaminicos-X0213932414396334 [Acceso: 12/12/24]
[5] Suplementos de multivitaminas y minerales. National Institutes of Health. Disponible en: https://ods.od.nih.gov/factsheets/MVMS-DatosEnEspanol/ [Acceso: 12/12/24]