La ordenanza pide la existencia de un espacio de atención farmacéutica personalizada y aclara los requisitos para la elaboración de fórmulas magistrales.
Una falta de conocimiento adecuado, bajos niveles de confianza y déficit en habilidades comunicativas son algunas de los inconvenientes señalados por los farmacéuticos para implementar intervenciones en salud mental.