Farmacéutico comunitario, Atención Primaria y sociedad

En sanidad, la razón de ser es la persona, el paciente. Nuestra máxima es la salud como concepto básico de bienestar. Para ello, disponemos de unos profesionales: médicos, enfermería, farmacéuticos…

En mi caso, tengo la impresión de formar parte del sistema por un canal paralelo y de forma muy restringida. Prácticamente, sólo somos los garantes de la dispensación y poco más. Creo que podemos y debemos formar parte más activa en Atención Primaria.

Se ha visto que la mejor forma de conseguir esta máxima es el trabajo con equipos multidisciplinares. Estos equipos deben de trabajar de forma fluida intercomunicándose dando una respuesta ágil al paciente.

¿Cómo conseguirlo? Con formación, un sistema y medios que lo permitan. De forma más detallada:

• Comunicación directa con los ambulatorios y sus profesionales.
• Interconsulta, acceso al historial clínico, renovación de la Receta Electrónica (RE), modificar fechas de entrega de los fármacos de la RE…
• Ofreciendo servicios reglados y que cubra el sistema sanitario:
• Cribajes: colon, melanoma, hipertensión, diabetes.
• Atención domiciliaria.
• Análisis clínicos: Glucosa, hemoglobina glicada, perfil lipídico, grupo sanguíneo…
• Curas
• Preparación de fórmulas magistrales y preparados oficinales.
• SPD (Sistema Personalizado de Dosificación).
• Campañas de vacunación, tabaquismo…
• Estudio farmacológico del paciente polimedicado.
• Seguimiento 
  • Paciente geriátrico tanto a nivel cognitivo como su respuesta al tratamiento farmacológico.
  • Paciente hipertenso.
  • Paciente diabético.
• Streptotest (faringitis vírica o bacteriana) y cistitis (prueba de la tira reactiva)
• Prueba rápida Ag/COVID-19

Entre estos posibles servicios sanitarios, los resultados deberían poder volcarse al historial clínico del paciente y que el médico recibiera una notificación con posible derivación al ambulatorio. Como soporte, sabemos de la existencia en otros países de servicios implementados que funcionan dando cobertura al paciente, colaborando con el resto de sanitarios y reforzando el sistema sanitario tanto en calidad, efectividad y agilidad.

Esta visión global implica un cambio de mentalidad y del modelo actual por parte del resto de profesionales. Que nos vean como colaboradores y no como “entes ajenos”. En nuestro caso, necesitamos un alto grado de autocrítica, un programa educativo que nos permita adaptar a este cambio, cursos formativos de reciclado junto a médicos y enfermería. Hemos de mirar con perspectiva a nuestros colegas, ver su evolución y cómo han ido implementando los cambios hasta llegar al punto actual en su ejercicio profesional. No se trata de intrusismo, sino de colaboración, de aunar esfuerzos fortaleciendo la red sanitaria en aras del paciente, nuestra razón de ser.

No es ni será un camino fácil, pero hemos de empezar. Han surgido y surgirán tensiones internas y externas, hemos de evolucionar con paso firme y seguro. No hace falta correr, pero sí seguir adelante como aquel caminante que, durante su travesía, empieza a hacer introspección de su vida, buscando en lo más profundo con ánimo de mejora. Éste ha de ser nuestro espíritu.

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