Cuidado de las pieles en el invierno

La farmacéutica Samira Marrero es especialista en dermocosmética y autora del portal “Dermoboticaria”. En su artículo, muestra una serie de cuidados que necesita la piel durante el invierno.

La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano, ocupando una superficie de 2 m2. Además, es la primera defensa del organismo frente a patógenos y agresiones externas.

Debemos conseguir mantener una función barrera correcta de la piel, formada por el estrato córneo, y que nos protege frente a la agresión de patógenos o penetración de sustancias irritantes, que pueden provocar un proceso inflamatorio en la piel. Pero también es importante mantener estructurada e íntegra esta función barrera con los cambios bruscos de temperatura: durante el invierno, las pieles tienden a deshidratarse (pérdida de agua) y debemos aportar también activos emolientes que refuercen esa función barrera.

Las necesidades de nuestra piel van a variar en función, entre otros factores, del clima. Por lo tanto, se debe adaptar la rutina cosmética a la climatología o estación del año.

Tenemos que saber diferenciar entre una piel seca o una piel deshidratada: una piel deshidratada es un estado puntual de la piel (todas las pieles pueden estar deshidratadas en algún momento) y una piel seca podemos encasillarla en un “tipo de piel”.

La piel seca podemos diferenciarla porque es una piel con alteración de la bicapa lipídica, menor proporción de ceramidas. Presentan tirantez continua, descamación, piel áspera, falta de luminosidad y con arrugas marcadas.

La piel deshidratada es un estado transitorio donde hay un déficit de agua, con una disminución de la actividad de las acuaporinas. Tirantez puntual, finas líneas de expresión por deshidratación, poros alargados y tacto áspero.

¿Qué cuidados requieren estas pieles, que ven sus necesidades cambiadas por variación del clima?

  1. Uso de limpiadores suaves no astringentes, respetuosos con la piel. Preferencia de limpiadores hidratantes tipo leches o emulsiones. Doble limpieza nocturna y uso de soluciones micelares hidratantes, según preferencia. Incluso, se podría complementar con tónicos o esencias hidratantes que ayuden a calmar la piel tras la limpieza.
  2. Uso de cremas con activos, como las ceramidas, que conforman los lípidos cementantes del estrato córneo, manteniendo íntegra la función barrera, evitando la deshidratación de la piel y reparándola. Además de activos humectantes, como puede ser la glicerina, la urea o el ácido hialurónico y emolientes como la manteca de karité. Combinar con antioxidantes en rutina de día, como la vitamina E, ya que, al ser aceite, mejora la hidratación del estrato córneo, reforzando así también la función barrera de la piel. Sin olvidar nunca el uso del fotoprotector, preferente textura en crema.
  3. Tratamiento semanal como mascarillas hidratantes. Ayudan a aportar ese extra de hidratación y nutrición que necesitan las pieles para paliar, así, los efectos negativos de las bajas temperaturas.
  4. Uso de exfoliantes suaves, tipo enzimático, a base de enzimas proteolíticas. Son menos irritantes y mejor tolerados. Como recomendación, complementar, tras exfoliación, con la mascarilla hidratante.
  5. Uso de transformadores de la piel: evitar el uso de retinoides o hidroxiácidos a altas concentraciones. Los retinoides pueden irritar y alterar la piel, además de provocar deshidratación, mayor tirantez y descamación. Si la piel está alterada o hay deshidratación, debemos ser precavidos con el uso de los retinoides. Aplicar de manera progresiva, según tolerancia, eligiendo el producto cosmético adecuado, adaptado a la necesidad de la piel. Sin olvidar el uso de hidratación y emoliencia para la piel y teniendo en cuenta, además, que los retinoides deshidratan la piel aún más.

Con el uso de hidroxiácidos, elegir texturas en gel-crema o cremas, con concentraciones inferiores al 10%, ya que, a esa concentración, los alfahidroxiácidos tienen acción hidratante. Uso preferente de polihidroxiácidos, que son mucho más hidratantes y tienen acción renovadora también. El uso del salicílico, restringirlo a lociones exfoliantes, por ejemplo, ya que al ser liposoluble, está indicado en una piel grasa. Si nuestra piel está deshidratada, podría provocar una mayor deshidratación.

Preservar a la piel de las condiciones climáticas extremas, como la bajada de temperaturas, con el uso de una rutina cosmética adecuada a ese momento, basada en la evidencia y bajo la supervisión de un profesional especializado en dermofarmacia, como el farmacéutico.

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