Nuevos roles de los farmacéuticos en la atención de salud mental comunitaria
Un estudio publicado en el International Journal of Environmental Research and Public Health describe los aspectos clave de la atención que los farmacéuticos pueden ofrecer a pacientes con algún tipo de trastorno mental, e indica los puntos fuertes y débiles de su posicionamiento dentro del equipo de salud mental.
El estudio se divide en tres partes. En primer lugar hace mención al rol del farmacéutico dentro de un equipo multidisciplinario. En los últimos años las agencias gubernamentales y las instituciones internacionales han fomentado que los farmacéuticos formen parte del equipo de atención sanitaria.
Por lo que respecta a la atención de la salud mental, los farmacéuticos pueden jugar un papel importante en la detección temprana de la enfermedad, en ofrecer planes de atención y en realizar el seguimiento de dichos pacientes. Una mayor implicación en ese aspecto puede revertir en mejoras en el campo de la farmacoterapia. Con todo, las estrategias para una mayor integración de los farmacéuticos en los equipos multidisciplinarios tienen que mejorarse y desarrollarse para favorecer, de ese modo, una gestión más colaborativa de los tratamientos médicos.
En segundo lugar, el estudio indica que el rol del farmacéutico puede contribuir a un mejor uso de la medicación.
Muchos de los trastornos mentales, como depresión, desorden bipolar o esquizofrenia, son tratados principalmente con medicación; un servicio de revisión de medicamentos se revela como muy valioso.
En ese sentido, el farmacéutico tiene la posibilidad de mejorar la adherencia a los tratamientos, reducir el uso inapropiado de medicinas psicotrópicas y atender más adecuadamente a los que están recibiendo un tratamiento de polifarmacia antipsicótica. Una formación adecuada es básica para que el farmacéutico pueda atender a los pacientes con trastornos mentales con más habilidad a la hora de empoderarlos y de tomar decisiones compartidas.
Finalmente, el estudio describe los elementos que obstaculizan y facilitan la implementación de la salud mental en los servicios de farmacia.
Esta parte se centra, sobre todo, en la cultura organizacional, en el estigma de los pacientes que sufren un trastorno mental, en la formación específica de los farmacéuticos para reducir dicho estigma y en los factores que implican colaboración entre farmacéuticos y médicos.
Los farmacéuticos cuentan con muchas habilidades sobre gestión de la medicación, provisión de información a los pacientes y concienciación de los mismos para que sigan el tratamiento de salud mental.
Muchos estudios previos no están diseñados para evaluar el papel de los farmacéuticos en la atención de salud mental comunitaria, por lo que en las conclusiones se recomienda que en ulteriores estudios se empleen mecanismos para demostrar la eficacia de los servicios de salud mental que prestan los farmacéuticos.