La optimización del espacio, el gran aliado de la rentabilidad de tu farmacia

La optimización del espacio, el gran aliado de la rentabilidad de tu farmacia

Después de nuestro último post en el que ofrecíamos algunos consejos a tener en cuenta a la hora de crear un escaparate atractivo para la farmacia, ahora nos centramos en su interior.

Y es que la correcta distribución y ambientación del espacio de tu farmacia, en función de las zonas frías y calientes, puede resultar determinante en el incremento de ventas. De este modo lo consideramos una herramienta de marketing clave para atraer público y por tanto, conseguir mayor rentabilidad.

¿Cómo gestionar un cambio del interior de la farmacia? No hace falta incurrir en costosas reformas. Si tenemos en cuenta algunos de los aspectos que mencionamos a continuación, será suficiente para captar la atención del cliente y conseguir un espacio agradable en el que se sienta cómodo.

 

Captar la atención del cliente y conseguir un espacio agradable

En primer lugar, piensa dónde colocar el mostrador. Es el punto más caliente de una oficina de farmacia. El cliente debería hacer un recorrido lo más amplio posible para llegar a él por lo que, ubícalo en el lugar más distante de la puerta de entrada.

Aprovecharemos para disponer en las zonas cercanas y en las columnas situadas detrás, productos que requieran asesoramiento o de consumo esporádico relacionados por ejemplo con dietética, dermofarmacia, homeopatía o fisioterapia. Otros puntos calientes son el área alrededor de la báscula, de un espejo o de una góndola que marque el sentido de la circulación de nuestros clientes.



En el lado opuesto tenemos las zonas frías, aquellas escondidas y alejadas de la circulación del público. Podemos destinar estos espacios a productos de consumo diario como los relacionados con alimentación infantil, pañales, gasas o algodones.



Para separar visualmente cada espacio, atrévete a jugar con tonos y texturas o incluso utilizar diferentes materiales y mobiliario.

 

Cómo voy a iluminar la farmacia



Una vez que tenemos claro cómo organizar el espacio, hay que pensar en la luz. Una buena iluminación, tanto del mostrador como de los lineales de producto, es clave para conseguir una imagen atractiva y acogedora. Recomendamos tonos blancos, ya sean neutros (4.000 ºk), o fríos (6.000 ºk).

Y si queremos reducir hasta un 90% el coste del consumo, emplea elementos LED en vez de los habituales focos o spots halógenos de gran consumo y bajo rendimiento energético.

 

Colores: ¿cuál es la mejor opción?





Si hablamos de colores, también el blanco es la base para cualquier farmacia. En línea con el punto anterior, ofrece luminosidad, agranda el espacio e imprime sensación de limpieza, pureza y bienestar. Son emociones que se buscan al acudir a una farmacia.



Recuerda que la farmacia tiene que ser un espacio vivo que implique movimiento y cambios por lo que además de una primera distribución del espacio, de la luz y del color, tienes que variar las temáticas en función de la época del año. Para eso, lo más sencillo y práctico, además de productivo, es tener en cuenta las estaciones del año y los productos más consumidos durante cada una de ellas.

 

Decoración: ¿y ahora qué?





En cuanto a elementos decorativos, piensa en la decoración de tu farmacia como si de una casa se tratara. Tiene que resultar acogedora y hay que crear un contexto para los productos. De este modo, una buena idea puede ser hacer bodegones con telas, cojines o cajas de madera.



Si quieres dejar volar tu imaginación, echa un vistazo a la farmacia de Belgrado decorada por el famoso diseñador Karim Rashid. Paredes blancas, mostrador futurista en tonos verdes, ventanas redondeadas e infinidad de luces LED, te muestran que no hay límites a la imaginación. 

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